






Me encontré un pobre conejito que estaba todo resfriado,
estaba tan mal que no quería que se le acercará nadie, mostrando una actitud agresividad,
pero poco a poco con el amor que uno le dio se fue familiarizando con el ser humano que tanto lo cuidaba,
de algunas cosas se asustaba por que era algo nuevo,
a veces se ponía triste quizás de los recuerdos que había vivido,
pero ahora tiene una vida mejor que la felicidad le vuelve a sonreír.
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